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Barón de Hausmann: Plan Hausmann. 1853. París.
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Durante buena parte de los años comprendidos entre 1850 y 1870, la vida
parisina se vio eclipsada por los trabajos de Hausmann y su demolición
metódica y sistemática de las calles más estrechas e la ciudad, que
fueron sustituidas por un conjunto de avenidas y bulevares rectos y
amplios, bordeados de árboles, cuya longitud total era de 157
kilómetros. Unos bulevares que muy pronto, y por obra de la iniciativa
privada, se vieron llenos de cafés y tiendas que ocupaban la planta baja
de unos edificios cuyos alquileres eran muy elevados.. Entre 1853 y
1870, la quinta parte de las calles del centro de París se debían a la
iniciativa de Hausmann; se plantaron 100.000 árboles, se construyeron
cuatro nuevos puentes que cruzaban el Sena y se ampliaron o restauraron
otros diez, se demolieron 27.500 casas y se construyeron o
reconstruyeron otras 102.500. Se levantaron trece iglesias, dos
sinagogas, cinco ayuntamientos y seis barracones militares, además de
los mercados, colegios y estaciones de policía con que se dota a
prácticamente todos los barrios. Durante la década de 1860, uno de cada
cinco parisinos estaba empleado en la construcción.
El propio Hausmann estimó que los bulevares y los nuevos espacios
abiertos desplazarían a unas 350.000 personas -12.000 de las cuales se
verían afectadas sólo por la construcción de la rue Rivoli y les
Halles-, lo que suponía un porcentaje muy elevado de la población total
que en 1851, justo antes de la aparición en escena de Hausmann, era de
1.053.000 habitantes, y que en 1872, dos años después de su partida,
había aumentado hasta llegar a 1.851.000.
La envergadura de las demoliciones resultaba tan increíble como el mismo
proyecto que se había propuesto para transformar la ciudad. El nuevo
París no se estaba levantando en torno al viejo, sino todo lo contrario:
los nuevos bulevares se abrieron atravesando el centro de la ciudad, y
la imagen de ese lugar en donde se estaba construyendo y demoliendo al
mismo tiempo se convirtió para sus propios habitantes en la imagen misma
de la modernidad que destruye los vestigios del pasado y los sustituye
por unos nuevos.
El nuevo París contribuyó mucho a formar la imagen ideal del estilo de
vida burgués. Las calles se encontraban flanqueadas por edificios que
cumplían la normativa -de altura y estilo- emanada del gobierno; los
bulevares y las grandes avenidas tenían un aire clásico pero, al mismo
tiempo, facilitaban la rapidez del tráfico urbano: una rapidez que era
necesaria para el comercio en expansión y para el movimiento de las
tropas en caso de tener que hacer frente a una insurrección. Napoleón
III decidió, pues, abrir la ciudad al comercio y al ejército.
Con esta finalidad Hausmann diseñó un plan en tres fases, las "Tropis
Réseaux", que consiste en la abertura de amplias calles rectilíneas que,
partiendo de un punto central de la ciudad, el llamado "gran cruce de
París", atraviesan y pulverizan en todas direcciones los barrios
medievales, y proporcionan amplias vías de comunicación interna
enlazando los centros neurálgicos de la ciudad. Se aplica el principio
de jerarquización, creando espacios monumentales en las áreas más
importantes, con un destacado tratamiento arquitectónico, que contrastan
con la sencillez de los edificios de los espacios secundarios.
Para muchas personas, estas transformaciones materiales también lo eran
morales: las mejoras de Hausmann no sólo encubrían intereses corruptos y
despóticos, sino que implicaban también cambios en las relaciones
humanas, produjeron nuevas formas de miseria y alienación. Lo que
resultaba llamativo del nuevo orden social fue el aumento de la
distancia que separaba a unas clases de otras a causa de esa
modernización llevada a cabo en nombre de un progreso universal que
reportó grandes beneficios a financieros y capitalistas (los beneficios
aumentaron un 286 % y los salarios un 45 %, aunque tras aplicarles la
inflación se quedaban en un 28 %).
Las intervenciones de Hausmann en París representan la compaginación de
las necesidades de una nueva ciudad industrial con conceptos procedentes
del urbanismo barroco.
Bibliografía
Benevolo, L. (1977), Historia de la arquitectura moderna. Barcelona. Gustavo Gili.
Des Cars, J., Pinon, P. (1991), París Hausmann. París. Éditions du Pavillon de l'Arsenal/Picard Editeur.
Frascina, F., Blake, N., Fer, B., Garb, T. Y Harrison, Ch. (1998), La modernidad y lo moderno. La pintura francesa en el siglo XIX. Madrid. Akal.